sábado, 29 de mayo de 2010

A pesar de todo

Durante la mayor parte de lo que llevo viva había sido una chica llena de complejos y límites mentales, que en consecuencia me evitaban actuar de la forma que yo quería, por vergüenza, miedo, dolor o simplemente "respeto". Por mucho tiempo creí que realmente no valía nada, que no era nadie, que nunca podría lograr algo, lo cual era totalmente falso. Tales pensamientos me llevaron a cometer errores, grandes errores, que me llevaron a meterme en problemas. Sin embargo no me arrepiento de nada de lo que hice, porque aprendí cosas que me hacen fuerte hoy en día. Pero no solo se trata de caer y saber levantarse, también se trata de tratar de no volver a caer, mucho menos en lo mismo, de saber que si hubo algo que te hizo tropezar, accidental o incidentalmente, evitarlo a toda costa. Se trata de formarte mentalmente, creerte realmente quien eres y lo que puedes lograr, de intentarlo y darte cuenta de lo que haces, de no dejarte por nadie, sea quien sea: familia, amigos, jefes. Que todos se den cuenta que no eres ni seguirás siendo siempre el mismo tarado al que podían molestar y manipular a su antojo, que se den cuenta que tú también tienes voz y que cueste lo que cueste vas a demostrarles que eres más que ellos y que contigo no se juega, no se hace lo que se les antoje; tienes digininad, pero eso no basta, hay que saber administrarla; tienes valor y debes saber usarlo, pero no se trata de hacer cosas estúpidas como el niño de 15 años que se tira de una cuesta empinada con su bicicleta y se detiene antes de llegar a la avenida con autos en movimiento; se trata de saber decir las cosas, como son, como quieres decirlas, como quieres que los demás las escuchen, porque mientras tu callas los demás hablan y normalmente mienten, mientras tú por respeto guardas silencio e intentas llevar las cosas en paz todos abren la boca creando problemas que por una u otra cosa tienen que ver contigo.
Yo deje de ser así hasta hace poco. Fue cuando me dí cuenta que me querían ver la cara y que por mala suerte lo lograron, porque yo los dejé cuando pude haberle callado la boca a todo mundo. Pero en fin: no más niñata títere, no más mocosa tonta, no más la nena que se preocupa, no más la chica que todo lo da y no recibe nada. Créanme, ser duro como una roca es siempre mejor que ser suave como un balón al que todos patean.

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